IDEAS
El fin de la autocracia llegó (al menos en la música)
En Perú, hemos tenido experiencias de autocracia bastante tristes para la historia del país y, además, también desde hace algunas décadas venimos viviendo (y sufriendo) las imperfecciones de la democracia. Bajo este sistema de gobierno, en términos sencillos, se hace lo que la mayoría simple decide.
Este sistema está lejos de ser perfecto. De hecho, está sujeto a un mal ejercicio de la mayoría simple que no resuelve los problemas de fondo precisamente cuando las opiniones están divididas. En meses recientes, por ejemplo, hemos sido testigos de votos dirimentes en el Parlamento Nacional ya sea para evitar una censura ministerial o para salvar de la suspensión a un parlamentario acusado por una falta ética. Para la elección de cargos públicos, además, es moneda corriente que quien imponga a sus candidatos suela ser una cúpula de poder—pública o privada—a la que poco le importa lo que piense el resto del país, aun cuando su postura tenga un respaldo minoritario.
El episodio de la elección del nuevo director de la Orquesta Filarmónica de Berlín es un ejemplo de madurez política que le haría muy bien estudiar a los políticos en Perú. Si, por ejemplo, se tratara de mayoría simple, el nuevo director sería Christian Thielemann, incluso a pesar de que este recientemente se disparó a los pies al publicar un artículo a página entera de apoyo al grupo de extrema derecha Pegida que se opone a lo que llaman “la islamización de Europa”.
Sin embargo, la orquesta prefiere las decisiones de consenso antes que las divididas. Por eso es que la decisión del nuevo director de orquesta no se produjo el lunes pasado. Hace falta que las partes en desacuerdo se sigan escuchando la una a la otra hasta que se produzca del acuerdo. Para muchos, la falta de la elección de un sucesor es solo una muestra de las pugnas al interior de la orquesta. Para los alemanes, es una muestra de su intento por conseguir una decisión armónica.
Dirigir la Filarmónica de Berlín no es trabajo fácil. Sus músicos suelen ser tan feroces como talentosos, especialmente cuando su líder tienen un desempeño por debajo del que se espera tanto en el plano personal como profesional. Algunos señalan en tono de broma que el cabello de Sir Simon Rattle, cambió de color de negro a gris más rápido que el del propio Barack Obama desde que asumió la dirección de la orquesta. Por ello, su partida para pasar a dirigir la Orquesta Filarmónica de Londres a partir de 2017 no es una sorpresa.
Para Sir Simon Rattle, la Filarmónica de Berlín es una “orquesta que quema” donde sus músicos no preguntan cómo sino por qué. Quizás es precisamente esta característica la que la hace una de las mejores del mundo. El talento siempre será difícil de manejar y las opiniones de quienes piensan distinto de nosotros siempre nos resultarán extrañas o incómodas. Sin embargo, el autoritarismo no es la mejor respuesta. El consenso, lo es. A pesar de que saque canas.
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