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¿Podrá curarse algún día el cáncer?
Un tema recurrente en la ciencia médica es la búsqueda de una cura para el cáncer. La pregunta que muchos investigadores en todo el mundo se hacen es: ¿cuál es la cura para el cáncer? La búsqueda de la respuesta a esta pregunta llevó al presidente estadounidense Richard Nixon a firmar en 1971 la National Cancer Act y destinar USD 1.5 mil millones a lo que se conoce desde entonces como la “guerra contra el cáncer”. Desde entonces, el Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés) estadounidense ha invertido cerca de USD 90 mil millones en investigación y tratamientos.
A pesar de todos los esfuerzos realizados, la ciencia no encuentra aún una cura definitiva para el cáncer. Hay avances en la búsqueda de soluciones para la prevención del cáncer, tales como el consumo de arándano y brócoli, mas no se encuentra aún una solución definitiva que cure el cáncer. Cuando se intenta buscar responsables de la falta de avance hacia el descubrimiento de esta solución, se suele señalar que se le da mayor énfasis al tratamiento en lugar de la prevención, o incluso que las grandes farmacéuticas están apostando por tratamientos cuyo desarrollo requiere la inversión de miles de millones de dólares. Para nadie es un secreto que el tratamiento del cáncer es un negocio multimillonario, tal como vimos en un artículo anterior.
Ante la falta de avances en esa dirección, cabría preguntarnos si estamos haciendo la pregunta correcta. Quizás deberíamos preguntar a la ciencia lo siguiente: ¿acaso es el cáncer realmente curable? Esa es precisamente la pregunta que emerge tras la lectura de los resultados de un estudio publicado en Nature Communications acerca de los tumores en la hidra, un animal cnidario (filo que comparte con los pólipos, las medusas y los corales) que tiene un sorprendente poder de regeneración similar a la bestia mitológica de nombre similar. Según el estudio, la hidra desarrolla tumores similares a aquellos encontrados en los seres humanos. De acuerdo con Thomas Bosch, biólogo de la Universidad de Kiel a cargo del estudio, la capacidad de las células humanas para desarrollar cáncer es una propiedad intrínseca que ha evolucionado junto con ellas.
Según Bosch, la prevención del cáncer implicará interferir con la forma fundamental en que están programadas nuestras células, lo cual es muy difícil, por lo que probablemente los seres humanos nunca podamos librarnos de nuestro potencial para desarrollar cáncer. El cáncer se produce debido a mutaciones en el ADN que introducen alteraciones en los circuitos moleculares que regulan el ciclo celular. Sin regulación, las células cancerosas se multiplican sin control y evaden el proceso de apoptosis o destrucción celular programada. Estudios previos en hidras mostraron que estas criaturas tienen genes que producen cáncer en los seres humanos, y luego descubrieron que estos genes también provocaban el desarrollo de cáncer en las mismas hidras.
La conclusión de los científicos es que el cáncer tiene raíces evolutivas muy profundas, y se ha adaptado a las defensas del anfitrión con diversas estrategias. Básicamente tenemos una bomba de tiempo en nuestro organismo desde que nacemos. Sin embargo, los investigadores advierten que esto no implica que un paciente con cáncer deba perder la esperanza. En algún momento, la tecnología médica permitirá tratar un paciente y librarlo de las células problemáticas antes de que sea muy tarde. La respuesta podría estar en la acción del sistema inmunológico contra dichas células con el apoyo de nuevos medicamentos, la comprensión del proceso por el cual estas células evaden la apoptosis y el rol del microbioma en la superficie de las células tumorosas.
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