IDEAS
Tapar el sol para salvar el planeta
En “El Segundo Renacimiento: Parte II”, corto de la película de 2013 Animatrix, la humanidad se encuentra en guerra con 01, la nación de las máquinas. La aparición y prosperidad de 01 provocó una crisis en la economía mundial, la cual desencadenó en la ofensiva nuclear por parte de la humanidad contra la nueva nación. Las máquinas contraatacaron exitosamente y, en un intento desesperado por privar a las máquinas de energía solar, la humanidad emprendió la máxima intervención realizada jamás sobre el planeta: la Operación “Tormenta Oscura” o, en pocas palabras, la destrucción del cielo. Sin embargo, las máquinas vencieron al hombre y heredaron un planeta no apto para la vida natural.
En un artículo anterior hablamos sobre la geoingeniería o ingeniería climática, que consiste en aplicar técnicas de ingeniería planetaria a la Tierra. El propósito de la geoingeniería es contrarrestar los efectos del calentamiento global antropogénico, es decir, el cambio climático inducido por el hombre en nuestro planeta. El CO2 de la atmósfera genera una capa que mantiene caliente el planeta a través del efecto invernadero. Ya hemos visto que dos formas de combatir el cambio climático son reducir las emisiones de carbono y reducir la concentración de carbono en la atmósfera. Sin embargo, el avance actual con respecto a ambas medidas es limitado aún, así como su impacto en la reducción de la temperatura global del planeta.
A consecuencia del calentamiento global, las capas de hielo polares se están derritiendo junto con los glaciares, y el nivel del mar está aumentando. En búsqueda de una solución a este problema, la geoingeniería provee aportes teóricos para enfriar el clima y volver a congelar los polos, tales como reflejar la luz solar de regreso al espacio. De acuerdo con un artículo publicado en The Conversation, la gestión de la radiación solar (SRM, por sus siglas en inglés) sería la solución más viable que la geoingeniería ha explorado hasta el momento. La SRM propone alternativas como sembrar agua del océano en las nubes o colocar espejos en el espacio para reflejar parte de luz solar hacia el espacio.
El proyecto inglés SPICE (Stratospheric Particle Injection for Climate Engineering) tiene otra propuesta para enfriar el planeta que consiste en colocar pequeñas partículas reflejantes en la estratósfera, con un tamaño de 0.5 micrómetros y a una altura de 20 kilómetros con la ayuda de un globo gigante de helio. Esta propuesta parece inspirada en la Operación “Tormenta Oscura”, y en realidad trata de replicar el efecto de las erupciones de volcanes masivos sobre el enfriamiento global. Entre las partículas, se ha propuesto el uso de dióxido de titanio, sustancia empleada en pinturas y en el bloqueador solar.
La geoingeniería presenta varios riesgos. El primero está en que el éxito temprano de sus iniciativas podría dar una señal de que no es necesario reducir las emisiones de carbono. Reflejar la luz solar al espacio no previene la emisión de CO2 a la atmósfera, por lo que los esfuerzos en este sentido deben continuar. Otro problema está en que si la aplicación incorrecta de alguna de estas iniciativas causa daños al planeta, no hay forma de deshacerlos. La Tierra podría acabar convirtiéndose en el planeta inhóspito para la humanidad donde se desarrolla la trilogía Matrix.
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