PERSONAS
¿Qué haría que los limeños fuesen más felices?
Es probable que te hayas preguntado alguna vez, qué haría que los limeños fuesen más felices, y al mismo tiempo qué se tiene que hacer para lograrlo.
Algunas de las potenciales respuestas podrían ser:
Que pasemos de tener una sola línea de metro a tener seis y que no tengamos que esperar hasta 2040 para que eso ocurra.
Que se promueva el transporte en pool y ello obligue a que no se permita que vehículos con una sola persona circulen por las vías rápidas: Javier Prado o el Paseo de la República.
Que se derriben voluntariamente los muros del Club El Golf de San Isidro para que se convierta en el Central Park de la zona financiera de la capital del Perú, donde todos puedan pasear y disfrutar de un espacio público que cada vez hace más falta.
Que se coloquen semáforos inteligentes en todas las vías principales de la capital, con el fin de que la ola verde funcione, y, lo haga sin policías.
Que todos los distritos tengan sus ciclovías interconectadas, para poder cruzar por la capital sin tener que usar un vehículo.
Todo indica que preguntas similares se hizo Charles Montgomery en su libro Happy City: Transforming Our Lives Through Urban Design, que resumió The Guardian en una nota en 2013, y que resulta totalmente vigente para nuestro país.
Montgomery analizó qué era lo que convertía una ciudad en un gran lugar para vivir y encontró que la posibilidad de tener mayor movilidad a través de esta y disfrutar de sus paisajes, resultaba más importante para la gente que bajar los precios de la vivienda.
Esto hace sentido si se tiene en cuenta que según las Naciones Unidas, en 2030, 5 mil millones de personas del mundo vivirán en zonas urbanas; que de acuerdo a un estudio sueco las personas que tienen que viajar del trabajo a su casa más de 45 minutos tenían 40% más de probabilidades de divorciarse; o que según Stutzer y Frey, la única manera de que una persona que tiene que viajar una hora para llegar a su trabajo esté satisfecha con su vida como alguien que camina hacia la oficina es que gane 40% más de dinero.
Hoy en día las ciudades están dominadas por los vehículos y nos hemos quedado sin espacios públicos donde ver jugar a los niños.
Así ocurría también en Bogotá hace 15 años, hasta que un Alcalde de ese entonces, dijo que no podía resolver los problemas de la economía, pero sí podría invertir en ciclovías, incrementar parques y plazas peatonales y crear el primer sistema de tránsito rápido de la ciudad (TransMilenio), para que se usen autobuses en lugar de trenes.
De acuerdo a Montgomery, lo que hizo Enrique Peñalosa Londoño, fue rediseñar la experiencia de vida en la ciudad de Bogotá. Limitó la circulación de vehículos, los estudiantes tuvieron que usar bicicletas para transportarse, y los ciudadanos tuvieron que usar el transporte público para ir al trabajo todos en El Día Sin Auto.
Y aunque para muchos es difícil establecer una relación positiva entre felicidad y rediseño urbano, todo parece indicar que esta existe. Basta con mirar lo que ocurre en los países más desarrollados donde incluso teniendo tasas altas de crecimiento, las ciudades son dominadas por los vehículos y no son diseñadas en función de las personas y de favorecer la interacción de estas con otras personas. Cuando esto ocurre se produce un déficit social que promueve la desconfianza entre los seres humanos, lo cual explica en buena parte lo que nos ocurre como sociedad.
Sería interesante poder medir si efectivamente vivir en una gran ciudad con todos los beneficios de tener todo a la mano compensa el hecho de perder tanto tiempo de nuestra vida en transportarnos, o nos vuelve más miserables y menos felices. Pero más interesante aún sería, que nuestros políticos se preocuparan de lo que hace miserables a los ciudadanos, y todo parece indicar que la congestión en el tránsito y los problemas de transporte están afectando seriamente la calidad de nuestras vidas.
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