NÚMEROS
La lactancia materna en el siglo XXI
Una de las grandes verdades de la humanidad es que la leche materna es la mejor para el recién nacido. Desde la época en que la medicina convencional no existía hasta ahora, la leche materna proporciona la mejor protección para los recién nacidos.
Ahora un nuevo estudio publicado en Lancet y denominado Breastfeeding in the 21st century: epidemiology, mechanisms and lifelong effect, afirma que si todas las madres, amamantaran a sus hijos, se evitarían unas 800 mil muertes infantiles al año. Pero también, señala que los gobiernos no están cumpliendo el rol que les toca en promover la lactancia materna y las industrias de las fórmulas sustitutas están ganando en la promoción de sus beneficios, respecto de lo que se está haciendo a favor de la primera.
De acuerdo, a lo que señala Nigel Rollins de la Organización Mundial de la Salud y uno de los autores del estudio, en una nota publicada por The Guardian, el éxito o fracaso de la lactancia no es solo responsabilidad de la mujer, sino de la sociedad en su conjunto. Desafortunadamente, hoy en día solo el 37% de los niños menores de 6 meses son amamantados de forma exclusiva en los países de ingresos bajos y medios, principalmente a causa de la falta de apoyo para empezar a hacerlo y continuar con la práctica. Los porcentajes se reducen más cuando se trata de los países ricos donde se ha cambiado la leche materna por las fórmulas.
La investigación también señala que los niños amamantados durante más tiempo tienen coeficientes intelectuales más altos, las tasas de mortalidad más bajas y menos riesgo de infección. Además, los protege contra la obesidad y diabetes más adelante. Por su parte, las madres reducen el riesgo de cáncer de mama, ovarios y diabetes tipo 2.
Los gobiernos no terminan de darse cuenta que promover la lactancia materna es una de las intervenciones más rentables para la salud del recién nacido, pero se requiere mucho apoyo. Por ello, el estudio insta a presionar a los gobiernos para que mejoren sus políticas.
Esto implica sensibilizar a los decisores de las políticas sobre la importancia de privilegiar las interrupciones para la lactancia, crear la infraestructura adecuada en los centros laborales con el fin de evitar que las mujeres dejen la práctica para continuar con su desarrollo profesional, entre otros.
Si no se hace eso, la fórmula sustituta terminará ganando la partida con toda la publicidad que tiene detrás, impidiendo que los beneficios de la leche materna cumplan su rol en la crianza de las nuevas generaciones.
Publicar un comentario