IDEAS
La receta para vivir más de 100 años
Las “zonas azules” son aquellas zonas geográficas del mundo en la que la población tiene las vidas más largas con la menor incidencia de enfermedades crónicas. Durante mucho tiempo se pensó que la longevidad estaba vinculada a factores genéticos. Sin embargo, recientemente esta creencia popular ha sido puesta en tela de juicio.
Entonces, si las diferencias genéticas no explican por qué hay una mayor longevidad en algunas partes del mundo, ¿a qué se deben estas diferencias?
Un estudio reciente aplicado a 5 de estas “zonas azules” alrededor del mundo trató de encontrar algunas razones que expliquen esta mayor longevidad.
En primer lugar, la dieta tiene una incidencia importante. Más del 65% de las personas que viven en “zonas azules” se alimentan a través carbohidratos completos como los camotes en Okinawa (Japón), las menestras verdes en Ikaria (Grecia) o calabaza y maíz en la península Nicoya (Costa Rica). Predominantemente la dieta de las personas de estas zonas está compuesta de vegetales, frutas, granos, frejoles y otros carbohidratos. La carne solo se consume, en promedio, 5 veces al mes, en ocasiones especiales.
En segundo lugar, los factores sociales y culturales también juegan un rol importante. En las “zonas azules” la vida de las personas es bastante activa en términos de interacción social y de reciprocidad. Este es precisamente un aspecto fundamental de la longevidad: el soporte recibido de la comunidad. Según un estudio realizados en Estados Unidos, una persona anciana que vive aislada de su comunidad puede llegar a morir 8 años antes que una que cuenta con una red social amplia.
En tercer lugar, la atención que se le presta a la familia es un rasgo también característico de las “zonas azules” No hay actividad social, trabajo, hobby o grupo de amigos suficientemente poderoso como para distraer la atención de una persona por su pareja o sus hijos. Por ello, las casas de retiro en las “zonas azules” son prácticamente inexistentes, pues las personas ancianas precisamente tienen la tranquilidad de que sus hijos y sus nietos cuidarán de ellos hasta el final de sus días.
En cuarto lugar, la actividad física forma parte de la vida diaria de las personas pues prácticamente para hacer sus actividades diarias, las personas debían caminar o hacer algún otro tipo de movimiento. Se estima que las personas que viven en las “zonas azules” queman entre 500 y 1,000 calorías gracias a este esfuerzo físico.
El secreto para la longevidad, entonces, parece no estar totalmente vinculado al esfuerzo individual sino que parece tener una gran relación con el entorno en el que se vive. Si el entorno es el correcto, entonces las personas tendrán un comportamiento más compatible con la longevidad. Este hallazgo tiene una gran importancia para las políticas públicas de todos los niveles de gobierno.
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