IDEAS
Soy introvertido y qué
Los calificativos introvertido y extrovertido son conocidos para la mayoría de las personas porque de una u otra manera hemos sido calificados con alguno de ellos. Extrovertidas se denominan frecuentemente a las personas que viven a todo pulmón, les gusta ser vistas como personas que juegan, gritan o cantan en voz alta. Esto significa que se mueven y hacen amigos con el ánimo de llamar la atención. Por otro lado, los introvertidos suelen ser vistos como lo opuesto. Se trata de personas calladas que prefieren estar solas y pasar tiempo pensando, y lo que más aprecian es pasar inadvertidos.
Esta descripción no sería del todo correcta para, Susan Cain autora del libro “Quiet: The Power of Introverts in a World That Can´t Stop Talking”, cuyo análisis es materia de un artículo de NPR, “How Parents And Teachers Can Nurture The 'Quiet Power' Of Introverts”, en el que precisamente plantea que esta forma de calificar a las personas ha sido injusta con los introvertidos.
Cain señala que los niños introvertidos son personas increíbles, talentosas, dotadas de muchas habilidades, y muy cariñosas. Lo que ocurre es que sienten que hay algo malo con ellos. Por ello, ha decidido que su opción de vida sea hacer que la siguiente generación de introvertidos no sienta eso.
En el artículo de NPR, sobre el que se basa esta nota, Cain explica cómo es ser un niño introvertido y cómo se les puede ayudar para que no se sientan diferentes.
¿Por qué los introvertidos prefieren el silencio?
Para la autora, esto es un asunto orgánico y lo que ocurre es que sus cerebros tienen sistemas nerviosos diferentes que reaccionan de mayor forma a ciertos estímulos. Los introvertidos son más vulnerables a los estímulos por lo que prefieren lugares más callados, mientras que los extrovertidos, suelen ser más resistentes a los estímulos.
Uno de los mayores problemas es que los colegios muchas veces no saben cómo ayudar a estos niños, y los fuerzan a participar en actividades o tareas que no son adecuadas para ellos. Por eso, Caín plantea que sean más abiertas para recibir información sobre cómo ayudar a este tipo de niños y desarrollar temáticas de grupo de una forma más estructurada para no incomodarlos.
Lo que sí ha contribuido a que la pasen mejor es la tecnología. Para este tipo de niños resulta más sencillo participar de actividades cuando hay una pantalla de por medio. Incluso pueden llegar a ser muy elocuentes detrás de una.
Su libro busca formas de integrar a los introvertidos para que se sientan cómodos en los grupos de los que son miembros y más adelante en la sociedad.
Un primer paso para ayudar a los niños introvertidos es no obligarlos a que respondan a ciertos estímulos de la misma manera que lo hacen los extrovertidos.
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