PERSONAS
Christine Lagarde y el nado sincronizado
Christine Lagarde, abogada graduada en Derecho por la Universidad de París X Nanterre, ha sido nombrada nuevamente como la cabeza del Fondo Monetario Internacional (FMI). El pasado viernes 19, el Consejo de la Institución la designó por consenso a un segundo mandato de cinco años al frente de esta, con lo cual ya tiene dos records juntos.
Antes de llegar a este puesto, Lagarde ya daba de que hablar. En primer lugar, fue reconocida por la revista Forbes como la sexta mujer más poderosa del mundo. Además, había ejercido varios cargos políticos en el gobierno francés y había trabajado previamente dos décadas en el estudio de abogados internacional Baker and McKenzie, entre otras cosas.
Ella fue la primera mujer en ser elegida para presidir el FMI y ahora es la primera directora de la institución que renueva su mandato en más de una década, según un artículo aparecido el fin de semana en el diario Cinco Días de España, sobre el cual se basa esta nota. Además, su candidatura fue la única presentada en el plazo que hubo para la inscripción de candidatos, por lo que fue reelegida inmediatamente.
Cuando se le pregunta la clave de su exitosa carrera, ella suele hablar de tres aspectos que cree son claves para cualquier persona: trabajo, tenacidad y perseverancia.
Además, ya desde una perspectiva más personal, atribuye su capacidad de trabajo en equipo a su experiencia con el grupo de nado sincronizado, donde el éxito del equipo depende del trabajo de todos los miembros. Finalmente, afirma que su secreto para mantener siempre el saber estar es “apretar los dientes y sonreír”.
Todo parece indicar que esta francesa que obtuvo el puesto luego de que su predecesor se viera envuelto en un escándalo sexual, no solo tiene claro cuál es el verdadero camino al éxito sino que se ha preparado para tenerlo.
Lagarde ha demostrado su capacidad para enfrentar a gobiernos y a la misma organización en repetidas ocasiones. Esto se debe a que sus reformas no siempre son tomadas de la mejor manera, como por ejemplo un plan para rescatar financieramente a Grecia. Sin embargo, venciendo a críticos y detractores, siempre se ha mantenido firme, llevando a la mesa temas como el calentamiento global, la crisis de los refugiados o la creciente desigualdad económica que existe en los países y que como ella señala pone en riesgo la estabilidad en el mundo.
Un caso más, para creer en el sérendipité.
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