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La culpa humana en el accidente del coche autónomo

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Los coches autónomos pueden ser mejores que los seres humanos para conducir, pero no tan buenos para hacerlo a la defensiva.
04 de marzo de 2016
Red star
Por qué es importante
Si viviéramos en un mundo adaptado al menos parcialmente al manejo autónomo no se producirían estos accidentes.

 “Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece”, dijo Óscar Rodríguez, un sacerdote hondureño. Hoy, la frase puede aplicarse directamente al reciente incidente con uno de los carros automáticos de Google.

Esta semana se produjo el primer accidente ocasionado por uno de esos autos. En ocasiones anteriores los carros automáticos habían estado involucrados en choques, pero habían sido todos ocasionados por humanos. En este caso, el incidente ha causado un gran revuelo.

El accidente se produjo debido a que uno de los carros trató de cambiar de carril lenta y pacientemente. En el momento que decidió actuar, un bus se aproximaba, el carro continuó con la maniobra esperando que el chofer se detuviera, sin embargo, no lo hizo. John Gapper, escribe “Let the robot drive, and relax in the back seat” para Financial Times donde da su opinión sobre el asunto.

La opinión de Gapper es interesante porque es contraria a la enorme ola de reacciones del internet. El autor opina que la culpa de estos accidentes la sigue teniendo el ser humano y que el traslado a carreteras y autopistas más seguras manejadas por robots nunca se dará mientras el ser humano siga manejando. Esto se debe a que, si bien los robots pueden y deben calcular infinidad de variables infinitamente sin cansarse, no pueden prever que repentinamente un conductor humano decida hacer algo inesperado.

Y es que aunque no queramos aceptarlo, los robots pueden ser mejores manejando que nosotros. Además, no se distraen ni se emborrachan. Sin embargo, no son mejores que nosotros en lo que adivinar la conducta humana se refiere, ni en conducir a la defensiva como normalmente hacemos en el Perú.

Más allá de la evidencia de que somos peores manejando, las empresas siguen vendiendo carros más rápidos, más grandes, y más fuertes. Y los seres humanos seguimos teniendo accidentes cuando conducimos.

Otro problema según Gapper, es que es difícil hacer el cambio cuando todo el mercado gira alrededor del ser humano. El accidente del carro de Google nunca se hubiera dado si viviéramos en un mundo adaptado completamente o al menos parcialmente al manejo autónomo.

El autor añade que las compañías deben enfocarse en la experiencia del pasajero en vez de la experiencia del que maneja. Quizás de esta forma se cambie un poco el panorama y, añade, nadie se ha quejado antes de tener un chofer.