IDEAS
Las ventajas del desorden
Tener orden en todos los aspectos es importante para nuestra vida. Hay personas que tienen un sentido del orden absoluto y que notan hasta el cambio de posición de un alfiler. También hay quienes dicen que solo ellos mismos entienden su propio desorden. Al parecer, ser desordenados, al menos en el escritorio, tiene sus beneficios, según indica un artículo sobre el tema de Bloomberg.
Esto tendría que ver con el hecho que desde que nos levantamos cada día absorbemos mucha cantidad de información: lo que vemos, lo que tenemos que hacer inmediatamente o durante el día. Todo eso se incorpora a procesos cerebrales dentro de los cuales es imprescindible establecer un orden determinado, y muchas veces el desorden ayuda a distinguir lo que es importante para nosotros de aquello que no lo es.
Todos saben que el orden bien llevado brinda tranquilidad para desarrollar las actividades como ocurre con un escritorio, pero también podría tener el efecto de hacer que nuestro cerebro se relaje demasiado y perdamos la atención necesaria.
La doctora Sabine Kastner, profesora de Neurociencia y Psicología de la Universidad de Princeton explica lo siguiente:
“Si despejamos el mundo y ponemos a alguien en una habitación con pocos objetos, los mecanismos de selección de atención se cerrarían”. En otras palabras, necesitamos tener un cierto nivel de desorden para mantener “despierto” a nuestro cerebro.
Todos los seres humanos somos diferentes y por lo tanto cada persona tiene un nivel de manejo del desorden distinto. Sin embargo, hay quienes encuentran en el desorden una motivación para concentrarse en sus labores.
Eso lo explica Kastner señalando que “Quitar demasiado desorden puede hacer que nuestro cerebro se desestimule, lo que podría afectar el desempeño laboral sobre todo en las tareas que requieren creatividad”. Esto ocurre porque para algunas personas el desorden es como una especie de hábitat que condiciona su desempeño.
Lori Vande Krol, consultora de la Asociación Nacional de Organizadores Profesionales (NAPO), señala que la clave está en separar las tareas los temas que se nos acumulan, de aquellos que son más relevantes y tenerlos a la mano. Además, sugiere tres tipos de elementos que deben estar siempre en el escritorio:
- Las cosas que se están trabajando.
- Los elementos que ayuden a la persona a ser más productiva como laptops, planificadores, entre otros.
- Los objetos que le resulten inspiradores o estimulantes, como una foto en una situación cómica o algún objeto que tenga un valor positivo para la persona.
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