TENDENCIAS
La robotización del sector textil
Una de las recomendaciones que hacen los expertos para no ser reemplazado por un robot en el trabajo es enfocarse en aquello que no podrá ser reemplazado por las computadoras o los robots. El problema de esta visión es, por supuesto, que es muy difícil definir aquello que no podrá ser reemplazado pues la tecnología avanza muy rápido y lo que hoy no es posible puede que mañana sí lo sea.
Hasta hace muy poco este era el caso del sector textil pues las manos humanas son especialmente buenas para producir prendas de vestir. Esta es la razón por la cual millones de personas en el mundo todavía realizan el ensamblado de las prendas de vestir a mano. Es tan intensivo en mano de obra el trabajo que se requiere en el sector textil que la producción ha migrado en los últimos años hacia aquellos países donde el costo de la mano de obra es más bajo, especialmente en Asia. La búsqueda por disminuir los costos es implacable: tan pronto un país se desarrolla y los salarios se incrementan, la producción busca el siguiente país con menores costos de mano de obra. Así, la producción de las grandes marcas se ha ido desplazando desde China a Bangladesh y, más recientemente, a Myanmar. Si bien los departamentos de producción de las principales empresas textiles han sido exitosos en encontrar proveedores cada vez más competitivos en costos, lo cierto es que manejar la producción en lugares tan lejanos de los mercados donde se comercializan las prendas como Estados Unidos o Europa, implica invertir meses en el envío de diseños, muestras y la misma producción. Y tiempo es precisamente lo que no tiene la industria donde los diseños pasan muy rápido de moda.
Por eso es que desde hace varios años, diversas empresas en Estados Unidos están abocadas al reto de automatizar algunos procesos de la producción de prendas de vestir. Si lo consiguen, podrán, en un plazo relativamente corto, tener la producción más cerca de casa. Si lo consiguen, también, muchos empleos en los países en desarrollo no podrán ser mantenidos.
Hasta hace muy poco eran dos los retos más importantes que enfrentaban empresas como SoftWear Automation para conseguir que sea posible insertar textiles en una máquina o suministrárselo a un robot y obtener al cabo de un tiempo prendas de vestir terminadas. El primer obstáculo es conseguir que las máquinas o robots sean capaces de coser dos piezas de material, pues este proceso requiere alinear el material correctamente y mantenerlo en la posición correcta durante el cosido, dosificar la tensión de los hilos, entre otros. El segundo obstáculo es conseguir que las máquinas o robots seleccionen y preparen el material que requieren para la producción de cada prenda. Hoy con el uso de la tecnología ambos obstáculos parecen haberse superado. Se estima que el próximo año saldrán a la venta las primeras máquinas o robots capaces de lidiar con las partes más complejas del proceso de producción de prendas de vestir. Todavía está por verse si podrán competir en calidad y costos con la producción manual. Sin embargo, lo que sí está claro es que una vez que sean introducidos estas máquinas o robots, la industria textil nunca volverá a ser la misma.
Publicar un comentario