IDEAS
¿A qué político prefieres: al rico o al pobre?
En Perú existe la creencia de que para que un político sea honesto, este debe ser millonario. El razonamiento detrás de esta creencia es que solo puede ser honesto quien no necesita robar. Un ejemplo que se suele utilizar para sustentar este mito es el de Sebastían Piñera, expresidente de Chile.
En el pasado, esta misma lógica ha sido usada para promover aumentos de salarios de funcionarios públicos, incluyendo el sonado caso del expresidente Toledo quien, al inicio de su mandato, con una lógica sorprendentemente similar, intentó aumentar el salario presidencial.
En la práctica, tal como lo muestran los recientes escándalos de corrupción desde banqueros que intentan fijar la tasa LIBOR hasta empresarios brasileños que crean una red de corrupción alrededor de obras de infraestructura, la decencia y la integridad no aumentan en una persona en función del tamaño de su riqueza. Si esto no aplica en el sector privado, tampoco deberíamos esperar que ocurra en el sector público. Felizmente.
Es decir, podemos tener tanto políticos pobres y honestos como ricos y corruptos o de dudosa integridad. Esta distinción acaba de adquirir protagonismo en Estados Unidos con el rumor de que el actual vicepresidente, Joe Biden, estaría considerando desafiar a la que hasta hoy se considera como candidata inevitable, Hillary Clinton, en las elecciones primarias demócratas. Las diferencias entre ambos son claras:
- Joe Biden tiene un patrimonio neto estimado de USD 419 mil, según algunos estimados. Sin embargo, hay quienes señalan que si se toman en cuenta las hipotecas pendientes de pago que tiene, este sería bastante menor e incluso se acercaría a cero.
- Hillary Clinton, por su parte, no solo tiene un patrimonio estimado de varias decenas de millones de dólares sino que está involucrada en un escándalo por haber utilizado un servidor privado para sostener intercambios de correos electrónicos con información confidencial en materia de seguridad nacional durante su gestión como Secretaria de Estado. Clinton, además, está amenazada por el velo de duda que despiertan las donaciones recibidas por la fundación que lleva su nombre, el de sus esposo y su hija, precisamente de empresas que resolvieron asuntos pendientes con el Departamento de Estado durante su gestión.
Clinton suele contar la historia de su vida como un ejemplo de que el "sueño americano" funciona pues ella misma afirma que cuando su esposo dejó la Casa Blanca estaban prácticamente en la bancarrota. Sus críticos, sin embargo, ven el enriquecimiento de los Clinton en los últimos años como resultado de una delicada y quirúrgica operación de comercialización de sus influencias en el aparato estatal norteamericano, es decir, de lobby. Es precisamente porque consideran que estas críticas pueden arruinar la candidatura de Clinton que un cada vez más importante sector del partido demócrata ve con agrado la posibilidad de que Biden decida participar en las elecciones primarias, por su humildad y honestidad de cara con los ciudadanos.
Si en las próximas elecciones tuvieras que elegir entre un candidato con las características de Bide y otro con las de Clinton, ¿por quién votarías?.
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