IDEAS
El cómo y el porqué de la circuncisión
¿Circuncidar o no circuncidar? Ese es el dilema. Hace poco tiempo, una amiga me preguntó cuáles eran los beneficios de la circuncisión. La verdad, es que no tenía idea, ni siquiera sabía si existían. Sabía que en algunas comunidades religiosas era obligatorio, y que, según mi percepción, existen más personas circuncidadas que no circuncidadas. Sin embargo, no sabía nada más allá de estas pocas cosas. Esto me llevó a preguntarme, ¿existirá una diferencia significativa entre hacerlo o no?
Por eso llamó nuestra atención un reciente artículo de The New York Times, llamado “Should You Circumcise Your Baby Boy?”, donde tocan puntos muy interesantes acerca de este tema. Para comenzar, al parecer mi percepción era correcta. Al parecer existen más personas circuncidadas debido a que durante años los pediatras han recomendado esta práctica para evitar posibles infecciones al tracto urinario.
Sin embargo, la probabilidad de adquirir la infección es realmente mínima para los no circuncidados, de modo que no tiene mucho sentido que tantos niños sean obligados a pasar por este procedimiento para evitar la probabilidad de tener una infección, sobre todo porque cuando los niños son muy pequeños, es casi un atentado contra su cuerpo.
No obstante, también hay que decir que algunos estudios sugieren que los no circuncidados tienen tres veces más posibilidades de padecer de cáncer de pene. Además de esto, una gran cantidad de estudios han demostrado que los circuncidados tienen una mayor protección contra enfermedades transmitidas sexualmente como la sífilis y el herpes. Sin embargo, el mayor beneficio provendría de la resistencia contra el sida. Esto no significa que no pueda ser transmitida, solo que tienen menos posibilidades de contagio.
Los detractores de la circuncisión afirman que la piel que cubre al miembro viril masculino tiene una multitud de terminaciones nerviosas y que debido a que es removida, la glande pierde sensibilidad con el tiempo. Sin embargo, estudios posteriores demostraron la falsedad de este argumento al probar la sensibilidad en ambos tipos de glandes y no encontrar diferencia alguna. Incluso existe evidencia que luego de remover el prepucio, la sensibilidad aumenta.
En resumen, no existen argumentos lo suficientemente fuertes como para decidir que no circuncidarse es algo mejor que sí hacerlo. El asunto es que en la mayoría de los casos, son los padres quienes toman la decisión de someter a sus hijos a este procedimiento, y cabe preguntarse si no se debería esperar a que estos puedan tomar la decisión de hacerlo.
@nocirclat - 16/05 09:58:26
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