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El "delivery" del futuro
Hoy en día es muy sencillo acceder a páginas web para adquirir distintos productos de manera segura y que en cuestión de días llegan a la puerta de nuestras casas. Sin embargo, no todo es color de rosa y la parte más más tediosa de todo esto es la recepción de nuestros pedidos. Casi nadie puede quedarse en casa pendiente de la entrega; por lo que, en ocasiones los artículos son regresados a la central de envíos y debemos ir a recogerlos allí, lo cual implica un trámite extra y tiempo perdido.
No obstante, tal como lo refiere un artículo de The Wall Street Journal, titulado Delivery Service Brings Groceries to Your Fridge When You’re Away, la solución a este problema parece haber sido encontrada.
En Estocolmo se están realizando pruebas de un nuevo sistema que permite al courier ingresar a la vivienda del cliente y dejar los pedidos en la refrigeradora. Esto es posible a través de una cerradura especial que lee señales enviadas desde una aplicación para smartphones y abre la puerta.
Esta propuesta ha sido pensada principalmente para el envío de alimentos, con el fin que las las personas no tengan que tomarse tiempo adicional para ir al supermercado, sino que sus víveres lleguen a sus refrigeradores o alacenas directamente, sin tener que estar en casa para recibirlos.
La iniciativa pionera es impulsada por PostNord AB (empresa de envíos) e ICA AB (cadena de supermercados). Actualmente, se encuentra en un periodo de prueba en 20 hogares de Estocolmo.
Kiku Mlosch es una de las 20 personas en cuyos hogares se ha implementado el sistema, y según señala, la mejor parte del sistema es no tener que esperar en casa para recibir sus pedidos. La seguridad ciertamente no es algo que le preocupe puesto que otras personas tienen acceso a su vivienda en su ausencia, como el servicio de limpieza.
Mathias Winkenbach, director del Massachusetts Institute of Technology’s Megacity Logistics Lab, esta idea tiene más posibilidades de funcionar a gran escala, que otras más futuristas como el empleo de drones porque “elimina los intentos fallidos de envío”.
En 2014, los casos de envíos fallidos tuvieron un costo aproximado de USD 1.13 billones, solo en el Reino Unido, según cifras del IMRG (asociación de ventas online). Para resolver este problema se han implementado soluciones a corto plazo pero, ninguna ataca el tema desde raíz.
Si bien es cierto se trata de una idea muy innovadora, no podría funcionar en contextos como el peruano, donde los índices de inseguridad son altísimos.
Esperemos que esto cambie algún día porque sería muy cómodo contar con un sistema similar.
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