IDEAS
La medicación de niños y adolescentes
En las últimas décadas, se observa con mayor frecuencia más casos de niños y adolescentes que son diagnosticados con TDAH que son las siglas del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, que tienen problemas de ansiedad que los obliga a medicarse y estar sometidos a la atención de psicólogos, sobre todo en los casos que las condiciones socioeconómicas de sus padres se los permiten, entre otros.
Esta situación ha llegado a convertirse en un fenómeno social según el cual, cualquier comportamiento fuera de lo normal es tratado psicológicamente. Sin embargo, no siempre las respuestas están en un consultorio médico puesto que, en muchos casos, se trata de situaciones externas y/o pasajeras, máxime si se tiene en cuenta que los niños y adolescentes se encuentran en proceso de crecimiento y desarrollo, en el cual todo lo que sucede a su alrededor los afecta y puede causar alteraciones en su comportamiento.
También existe una preconcepción errada de que los niños y adolescentes de clase alta reciben tratamiento psiquiátrico en mayor proporción que aquellos de clases bajas, según explica un artículo de Pacific Standard titulado “Misunderstanding medicated kids”.
Esto sería solo un estereotipo según el cual, los niños y adolescentes pobres son tristes y los ricos son deprimidos. Sin embargo, de acuerdo al artículo sobre el que se basa esta nota, este pensamiento es por demás infundado ya que de acuerdo a data del National Health interview Survey (Estados Unidos) los niños americanos de entre 6 y 17 años que proceden de familias pobres son más propensos a ser medicados que los de otros sectores económicos.
Ara Francis, socióloga del College of the Holy Cross, quien se cita en el artículo, ha estudiado cómo las familias de clase media enfrentan los problemas de sus niños. Para ella, a pesar de contar con los recursos económicos necesarios para tratar a sus hijos con terapias, los padres tan solo quieren que sean personas de éxito y felices, lo cual significa que tengan logros materiales. Por esta razón, los padres de clase media, y con más razón los de clase alta, se concentran en brindar a sus hijos una buena educación porque eso les permitirá ser exitosos. Sin embargo, esto podría no ser la manera más adecuada para lidiar con los conflictos que tienen los niños y adolescentes.
La socióloga señala que sin importar la clase socioeconómica, las familias deben tomar en cuenta que el comportamiento de los niños y adolescentes es resultado de lo que sucede a su alrededor. Por ello, lo mejor es ofrecerles ambientes seguros y estables para que se desarrollen plenamente, por encima de interesarnos a qué escuela atienden. Los niños son esponjas que absorben cada una de las cosas que experimentan y los adultos deben responsabilizarse por lo que ellos ven y oyen.
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