IDEAS
Mezcla contra el cáncer
El cuerpo humano realiza una serie infinita de procesos a cada instante. Uno de estos es la angiogénesis, la cual consiste en la creación de nuevos vasos sanguíneos para proveer oxígeno y nutrientes a los órganos y tejidos. Este proceso permite el desarrollo embrionario, el crecimiento y la cicatrización de las heridas. Sin embargo, también es empleado por los tumores para crecer y ocupar el organismo de una persona.
Cuando se presenta un caso de tumoración, la persona es recetada con inhibidores de la angiogénesis o inhibidores de la tirosina quinasa (TKI). La real complicación aparece cuando el tumor desarrolla resistencia a los fármacos. Un reciente estudio realizado por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de España explica las razones de este fenómeno y cómo superarlo, reporta el diario español ABC.
Medicamentos como los TKI son de suma importancia pues son empleados en el tratamiento de cáncer de mama, pulmón, colorrectal, ovario, renal y hepático, entre otros. Por ello, es importante conocer los mecanismos de resistencia adquirida de los inhibidores para que los pacientes puedan beneficiarse de manera óptima y efectiva, señala Miguel Quintela-Fandino, director de la investigación.
El informe indica que cuando el oxígeno no es suficiente, las células tumorales recurren a la glicolisis (metabolismo de la glucosa) para conseguir la energía que requieren para sobrevivir. Por eso, estas células consumen hasta 20 veces más glucosa que las células sanas en el cuerpo humano. Si bien es cierto, los tratamientos con TKI evitan que los tumores puedan realizar este proceso, en algunos casos el resultado puede no ser el esperado ya que estás células cancerígenas desarrollan resistencia contra los medicamentos.
Para lograr esta “adaptación”, lo que el tumor hace es cambiar su fuente de energía hacia la respiración mitocondrial, es decir, que imita a las células sanas. Precisamente, en esto es en lo que se encuentra la solución para acabar definitivamente con el tumor. Los investigadores refieren que al comportarse como una célula sana, el tumor se vuelve vulnerable a la inhibición de una segunda fuente de energía (el metabolismo mitocondrial).
A través del estudio con ratones, los científicos encontraron que el TKI reducía significativamente el consumo de glucosa de las células cancerígenas y, paralelamente, un incremento de los metabolitos resultantes de la respiración mitocondrial. A continuación, se suministró un inhibidor de las mitocondrias que resultó en un control de 92% en el crecimiento del tumor.
De acuerdo al estudio, esto también se puede aplicar a los pacientes de cáncer. Se ha anunciado que se pondrá en marcha un ensayo clínico con personas esta vez en el que “los pacientes recibirán esta combinación sinérgica para estudiar la reversión de la resistencia a los fármacos antiangiogénicos”.
Se esperan resultados positivos que ayuden a las personas que lo necesitan.
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