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Los retos de Singapur en la educación
En 1965, Singapur se independizó del yugo británico y logró sacar a su población del analfabetismo al que la mayor parte de esta se encontraba sujeto. Un grupo de calificados maestros fueron asignados para diseñar el modelo educativo más efectivo y, tras investigar y observar otros sistemas educativos, en 1980 se implementó la metodología que hoy se conoce.
Singapur cuenta con el mejor sistema educativo, resaltando su calidad en ciencias y matemáticas, de acuerdo a un informe publicado en mayo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos(OCDE), el cual comprende a 35 países actualmente, entre ellos Singapur, Canadá, Estados Unidos, Japón, Finlandia y Corea del Sur. El sistema educativo singapurense es reconocido como un modelo para el mundo; sin embargo, un artículo del Financial Times titulado “Why Singapore’s kids are so good at maths”señala que no es perfecto y podría estar afectando el desarrollo artístico y creatividad de los niños.
En el sistema de educación primaria de Singapur se le da mayor importancia a la profundidad de los temas que se enseñan en lugar de la cantidad. Los niños aprenden menor número de temas, pero tienen la oportunidad de realmente procesar y comprender al detalle la información que reciben, algo que no sucede en sistemas occidentales donde se les atiborra de materias, según Andreas Schleicher, miembro de la OCDE, quien afirma que “En Singapur, las matemáticas no se tratan de saber todo, sino de pensar como un matemático”.
Así mismo, en las escuelas singapurenses, las clases son manejadas en plenos, en vez de separar a los niños en pequeños grupos. Esto le da al maestro la posibilidad de detectar al niño que no está comprendiendo completamente el tema y ayudarlo de manera sutil, en lugar de esperar que se desespere y ahogue en silencio. Las aulas son poco decoradas para evitar que los niños se distraigan y el castigo físico es empleado como último recurso con los varones. La enseñanza procura ser fragmentada en pequeños tópicos que sean más fáciles de comprender y se emplea material didáctico.
Sin embargo, este sistema alabado en otros países es duramente criticado por la población singapurense, por su énfasis en las matemáticas y ciencias, entre otras cosas. Los padres de familia creen que la presión a la que los niños son sometidos para alcanzar excelencia académica puede se contraproducente. Además, se percibe que el modelo educativo promueve la inequidad. Pero, principalmente, algunas personas consideran que el sistema educativo no promueve la creatividad, cualidad buscada en el perfil de un profesional modelo. Los niños son guiados a través de una serie de pasos que deben ser cumplidos al pie de la letra. Por ejemplo, cuando se trata de resolver problemas matemáticos, existe un método y este debe ser respetado. El niño tiende a encontrar respuestas siguiendo su propia lógica y a pesar de encontrar la respuesta correcta no es tomada en cuenta pues no siguió el método enseñado. Para los padres eso es una forma de asfixiar la capacidad de una persona de pensar por sí misma.
El gobierno, consciente de las críticas hacia su modelo, ha buscado reducir la presión y exigencia de la educación, recortando los sílabos y reduciendo la cantidad de tareas, así mismo se les permitió a los estudiantes tener mayor poder de decisión sobre los cursos que deseaban estudiar. Pero estos esfuerzos no han tenido gran impacto, según Linda Lim, profesora en University of Michigan’s Ross School of Business.
Nada es perfecto, e incluso el mejor sistema educativo debe evaluar sus fortalezas y debilidades con el fin de detectar aquello que se tiene que mejorar y aquello que hay que mantener. Este modelo de educación tuvo gran efectividad cuando el campo laboral demandaba trabajadores manufactureros. Sin embargo, los tiempos han cambiado y hoy las empresas requieren colaboradores que aporten no solo conocimiento intelectual, sino también creativo.
Esta mirada al modelo singapurense permite extraer diversas enseñanzas, como la importancia de que las personas busquen múltiples formas de resolver un problema (no solo matemático), lo cual permite premiar la obtención de respuestas correctas, pero también el esfuerzo requerido para llegar hasta donde se ha llegado.
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