HISTORIAS
Las castañas de Pará
Las castañas de Pará o nueces del Brasil, para otros, habrían sido consumidas desde la Era Paleolítica Superior, esto es, hace 11 000 años atrás aproximadamente. Sin embargo, recién en 1569 cuando Juan Álvarez Maldonado, conquistador español, se encontraba explorando el río Madre de Dios (Perú) junto a sus hombres, las descubrieron y consiguieron probarla.
Recién 30 años después, se empezaron a extraer de la Selva y fueron unos daneses quienes la llevaron al mercado europeo. En EE.UU. recién las conocieron en 1800.
La nuez de Brasil es principalmente comercializada desde Bolivia y sus características no corresponden a la descripción precisa de una nuez, sino que son más bien semillas, de acuerdo a un artículo de Modern Farmer, titulado “The story of Brazil Nuts is knid of nuts”, que reseña aspectos sobre su procedencia, nombre, proceso de producción y demás aspectos, y sobre el cual se inspira esta nota.
Y es que una nuez es un fruto de corteza dura y una sola semilla. Sin embargo, la nuez de Brasil crece dentro de cascarones del tamaño de una pelota de baseball y viene en grupos de 10 a 24 frutos, por lo que podría ser calificada más como una semilla que una nuez. La corteza de la castaña de Pará es tan dura que para poder extraer el fruto es necesario emplear un machete o un hacha y solo el agouti, pequeño roedor salvaje, puede abrirla con sus dientes.
Las castañas de Pará provienen del Bertholletia Excelsa, árbol que crece en la Selva Amazónica, área que cubre alrededor de 2.7 millones de metros cuadrados en Sudamérica, desde el norte de Brasil, hasta Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela y Ecuador. La mayor parte de la producción se realiza a través de la recolección de las semillas que caen de los árboles de forma natural, lo cual hace de esta una actividad de alto riesgo pues cada cascarón pesa alrededor de 25 kilos y caen al suelo a 80 kilómetros por hora, con tal fuerza que dejan un hoyo en la tierra.
Por otro lado, solo un insecto es capaz de polinizar la flor. Se trata de la abeja de orquídea, cuyo aguijón es el único lo suficientemente duro como para penetrar el centro de la flor y absorber el néctar.
Si bien al denominarla Nuez del Brasil, es dicho país el que se identifica como el de origen, lo cierto es que la mayor parte de la producción comercializada en el mundo proviene de Bolivia, donde es conocida como “castaña de Pando”. Perú también la produce en Madre de Dios, donde crece en bosques naturales y el año pasado se exportaron USD 32 millones que equivalen a poco más de 4 millones de kilogramos, siendo EE.UU. el principal mercado de destino de las castañas peruanas.
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