La confianza y la tecnología

Un reciente artículo de The Economist, titulado “Believing is seeing” analiza la forma en que la tecnología ha cambiado la forma en que las personas confían, lo cual es todo un tema porque la confianza es la base del funcionamiento de la sociedad.

Cuando no hay confianza se incrementan los costos de transacción, las empresas no se asocian para mejorar sus niveles de eficiencia, las regiones no diseñan estrategias para crecer de forma integral, entre otros. Y es que se trata de un capital social que se construye con el paso del tiempo, pero que es la base del crecimiento.

Durante mucho tiempo, las personas solo confiaban en las personas que conocían. Sin embargo, con las nuevas tecnologías, es posible advertir que se ha revolucionado la forma de confiar.

Hoy en día confiamos en los Bancos para manejar nuestras cuentas virtualmente, e incluso estamos usando los dispositivos móviles para acceder a información y para realizar diversas transacciones. Pero, también usamos la tecnología para las compras en línea, en las cuales obligatoriamente hay que registrar los datos de las tarjetas de crédito e incluso algunas claves.

Ciertamente, los niveles de confianza dependen mucho de la cultura y de otros factores externos de los países. En los países desarrollados, las personas tienden a confiar más que en los que están en vías de desarrollo.

No obstante, lo que se reconoce es que las tecnologías están cambiando incluso los valores culturales. Solo eso explica, que ciudadanos de países más bien conservadores, depositen tanta confianza en los servicios vía web o en las aplicaciones móviles.

Y es que esa tecnología ha venido con algunas herramientas o recursos que facilitan esa relación de confianza con las plataformas. Una de ellas es el sistema de puntuaciones, que consiste en la posibilidad que ofrecen algunas web de revisar la puntuación que alguien coloca al servicio de un hotel, o a un producto de Amazon. Este sencillo mecanismo está logrando que las personas tomen decisiones de compra de un producto o servicio en función de lo que han dicho terceros de este.

Si bien es positivo que la tecnología ayude a romper barreras que la distancia impediría para hacer uso de plataformas ubicadas en otros países, lo cierto es que ingresar datos personales en una web siempre acarrea un riesgo y cada persona debe decir cuál es el nivel de este que puede tolerar.