IDEAS
Distintas formas de manejar la corrupción
Esta semana, por casos en países distintos, el mundo ha sido testigo de intentos de luchar contra la corrupción que son buenos y saludables para las democracias de la región, más allá del derrotero final que sigan cada uno de los procesos e investigaciones:
- En el caso de Guatemala, si bien el equivalente al Tribunal Constitucional paralizó con una Acción de Amparo, el trámite del antejuicio por corrupción que se había iniciado contra el presidente Otto Pérez Molina, lo importante es que el equilibrio de Poderes de ese país permitió que un congresista iniciara la demanda y el Poder Judicial se pronunciara favorablemente sobre el tema.
- En Brasil, el Poder Judicial ordenó el arresto de los presidentes de las mayores empresas constructoras de América Latina, las brasileñas Odebrecht y Andrade Gutierrez, Marcelo Odebrecht y Otávio Azevedo, por supuestos actos de corrupción vinculados a la petrolera estatal Petrobras.
- Finalmente, en el caso del Perú, la Primera Dama de la Nación, acaba de ser incluida en calidad de investigada en la Comisión del Congreso de la República que tiene a su cargo el caso de Martín Belaunde Lossio, ex colaborador de la Campaña Presidencial del presidente Ollanta Humala. En este último caso, si bien las fuerzas políticas tienen posiciones encontradas sobre la legalidad de su inclusión por el nivel de politización del mismo, el caso sirve para ilustrar la importancia que estos casos terminan ejerciendo sobre el Estado de Derecho.
Como dijo Angela Merkel cuando el presidente de Alemania, Chistian Wulff, tuvo que renunciar en 2012 acusado por actos de corrupción, ¨todos son iguales ante la ley¨. Esa sentencia fue la que dio la Canciller Merkel luego de la salida de Wulff, democristiano y socio político de ésta, quien fue acusado de tráfico de influencias debido a que haciendo uso de su condición de presidente, consiguió un préstamo de 500 mil euros con intereses preferenciales para construir su casa; por haber recibido vacaciones y un auto pagados por empresarios que requerían favores especiales; y, por amenazar al director del diario Bild por haber publicado dicha información.
El caso de Wulff dejó varias lecciones que no hay que perder de vista a la luz de las cosas que están pasando en los países de la región:
- La importancia de que estos casos sean denunciados y sometidos a la Justicia para fortalecer el Estado de Derecho, donde todos los ciudadanos deben ser iguales ante la ley, sin importar el cargo que ocupan.
- El alto estándar de exigencia que hay en los países desarrollados, en comparación con lo que sucede en naciones latinoamericanas. Fue la primera vez que se quitó la inmunidad parlamentaria de un presidente en la historia de Alemania.
- La importancia de la confianza en las autoridades para el ejercicio de un cargo de alta investidura, aun cuando en Alemania el presidente tiene más bien una función protocolar.
- La exigencia de la ley alemana de que los regalos a funcionarios públicos mayores a 50 euros, se reporten a las autoridades correspondientes, algo que el presidente Wulff no hizo.
Si en los tres casos mencionados, las investigaciones concluyen que los denunciados son inocentes, enhorabuena por las personas y/o funcionarios involucrados, porque es el Estado de Derecho en esos países el que se habrá fortalecido.
Pero que el caso de Wulff siempre nos haga recordar, que no tenemos que bajar nuestro estándar para pedir idoneidad en la actuación de las autoridades, ni aceptar que estas reciban regalos inapropiados que los expongan a graves conflictos de intereses.
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