IDEAS
Hacia la modernización del feminismo
Un reciente artículo de The Washington Post, titulado “How to make feminism great again”, parafraseando el slongan de campaña de Donald Trump, plantea un tema que puede tener varias aristas de controversia, pero que nos parece interesante someter a discusión.
Cuando los resultados de las elecciones estadounidenses salieron a la luz, las reacciones de todo el mundo fueron muy variadas, pero más o menos fueron del desconcierto a la condena. En este último caso, las acusaciones estuvieron relacionados con el hecho de considerar el triunfo de Trump como consecuencia del racismo o la misoginia.
Las representantes del feminismo norteamericano alzaron su voz para llamar a la revuelta, escribieron artículos sobre el asunto y se mostraron compungidas frente a la opinión pública.
Para este medio de comunicación, el feminismo que hoy impera, está desconectado completamente de la realidad. El mejor ejemplo fue lo que ocurrió con las manifestaciones de algunos de sus íconos. Lena Dunham, del programa Girls, se fue a Sedona a buscar equilibrio espiritual, mientras que Katy Perry anunció en Twitter que “la revolución se avecinaba”. Sin embargo, ninguno de estos llamados tuvo algún efecto en la realidad. En otras palabras, no generaron un cambio.
La reflexión que hace el artículo es que esto ha sido resultado de que el feminismo de antaño ha perdido su esencia. Antes se peleaba por el derecho a la igualdad de oportunidades y de ejercicio de derechos civiles, mientras que ahora muchas de las causas que impulsa el movimiento feminista son exageradas.
Por ejemplo, decir que 1 de cada 4 mujeres es violada en la universidad es falso, y el problema de que les pagan menos también ha sido descalificado por muchos académicos, señala The Washington Post.
Otro aspecto que debe ponderarse es que al feminismo le está afectando dejar de lado a los hombres. Cuando se señala como enemigo al patriarcado –cosa que, sencillamente, no representa a la realidad en la que vivimos- lo que se logra es que muchas mujeres vean a los hombres como el “enemigo”, cuando en realidad tampoco tienen las cosas aseguradas por su género.
Hoy en día hay más mujeres latinas que ingresan a una universidad que el número de hombres blancos que consiguen hacerlo. Y todos saben que una buena educación universitaria es una base esencial para conseguir libertad financiera. Además, las feministas que hoy día suelen quejarse de los problemas, normalmente son las mujeres más libres y empoderadas del mundo moderno: mujeres bien educadas y con un trabajo estable.
En resumen, para The Washington Post, la labor del feminismo moderno en estos momentos debería ser detenerse, reflexionar y procurar cambiar para estar más cerca de la realidad. Quizás, de esta forma, sean más aceptadas y apoyadas por el resto del mundo.
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