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El vino y el dolor de cabeza

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Los taninos son antioxidantes que están presentes naturalmente en la piel de las uvas y en sus pepas.
13 de diciembre de 2016
Red star
Por qué es importante
La histamina se libera cuando se tiene una alergia y esta puede ser provocada por comidas y bebidas añejas como el vino.

Si hay un placer culposo que hasta el más migrañoso se resiste a dejar es el vino. Y es que aunque los médicos desde hace mucho tiempo señalen al vino, conjuntamente con el queso y el chocolate, como gatilladores potentes de la migraña, lo cierto es que este muchas veces es irresistible.

Un reciente estudio titulado “WHY DOES CERTAIN WINE GIVE ME A HEADACHE?” y publicado en Vinepair que ha sido recogido por un artículo de The Independent denominado “Why wine gives you a headache – and how to avoid it”, da algunas pistas sobre las razones de esta relación positiva entre regalarse algunas copas de vida y una jaqueca asegurada al día siguiente.

Los culpables de que el vino provoque esa afección serían tres: los taninos, las histaminas y el azúcar contenidos en distintos tipos de vino.

Los taninos son antioxidantes que están presentes naturalmente en la piel de las uvas y en sus pepas. Estos son las causantes de la sensación de sequedad en la boca luego de tomar un sorbo de vino o igualmente, después de varias copas. Sin embargo, para muchas personas los taninos podrían no provocar los mismos efectos, aunque para otras signifique una jaqueca asegurada.

La histamina se libera cuando se tiene una alergia y esta puede ser provocada por comidas y bebidas añejas como el vino. Esto explica que al día siguiente de haber abierto una botella bien añejada, probablemente se amanezca con un dolor de cabeza profundo y los ojos secos.

Finalmente, está el azúcar que combinada con alcohol puede ser una bomba porque provoca que los efectos de la bebida se aceleren. Esto se debe a que, cuando se mezclan ambas sustancias, el cuerpo necesita de una gran cantidad de agua para poder procesar ambos ingredientes.

Lo más importante de este análisis es que se ofrecen dos secretos para reducir el impacto de disfrutar de su bebida preferida. Por un lado, beber dos tazas de café antes del vino, ya que ayuda a que el alcohol no sea absorbido rápidamente. Por otro, tener uno o dos vasos de agua de agua al costado de cada copa de vino, lo que evitará el proceso de deshidratación y la sensación de sequedad en la boca que dejan los taninos.

Igual, no logra detener la jaqueca pero sí mitigar sus efectos. Por el vino, bien vale la pena intentarlo.