La historia de la muerte de Freddie Gray que ha dado lugar a multitudinarias protestas en Baltimore, Estados Unidos, ha puesto una vez más sobre la mesa la discusión sobre un tema que algunos pensaban había sido superado con la elección de Barack Obama como presidente: la discriminación racial.
Si bien la discriminación racial está relacionada con la desigualdad de ingresos, un tema bastante discutido en épocas recientes, ambos términos no son equivalentes. La discriminación racial tiene una dimensión económica clarísima: por ejemplo, en Baltimore una distancia menor a 10 km. que separa a la minoría afroamericana del resto de la ciudad puede tener asociada una menor expectativa de vida de hasta 20 años en las poblaciones. Sin embargo, la discriminación racial trasciende lo económico pues puede afectar incluso a personas con una nivel socioeconómico alto. Un ejemplo bastante frecuente se da cuando personas afluentes de origen afro americano son confundidas con los choferes de sus autos de lujo.
En Estados Unidos y Europa, la discriminación racial suele ser bastante directa y obvia. ¿Y cómo se manifiesta? En Estados Unidos, la discriminación contra personas con características que los acercan más a los afro americanos enfrentan las siguientes desventajas:
- Cuando aplican para una trabajo, tienen la mitad de probabilidad de ser llamados para una entrevista que la de los de raza blanca para un mismo nivel de preparación.
- Cuando van a comprar un auto, terminan pagando un precio que es US$700 mayor que el que paga una persona de raza blanca.
- Cuando van a comprar una casa, les terminan siendo presentadas 20% menos alternativas que las que se le presentan una persona de raza blanca.
- Cuando manejan un automóvil, enfrentan el doble de probabilidad de ser interceptados por un policía que una persona de raza blanca.
- Cuando interactúan con la policía, enfrentan probabilidades 3 veces mayores de ser arrestados y 5 veces mayores de ser encarcelados que una persona de raza blanca.
- Cuando tienen problemas de salud, suelen ser menos informados que las personas de raza blanca, por ejemplo, cuando se trata de procedimientos que podrían mejorar su salud.
- Cuando tratan de contactar a sus representantes en el Parlamento suelen ser menos atendidos que los ciudadanos de raza blanca que intentan establecer contacto.
El siguiente video ilustra con gran claridad la realidad por la que atraviesa Estados Unidos en materia de discriminación racial.
¿Y en América Latina? ¿Y en el Perú? América Latina es un caso aparte, tal como lo señala el estudio “Discriminación en América Latina: Una perspectiva económica” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En la región latinoamericana, los autores del estudio sostienen que la discriminación es mucho menos obvia, más encubierta y más sutil. Para los autores, para combatir la discriminación racial, se requiere mayor información respecto de los talentos y la productividad de las personas. Con más información, los agentes económicos tomarían decisiones distintas y los mercados funcionarían mejor. En gran parte, detrás de esta recomendación subyace el supuesto de que todos los agentes están en condiciones de recibir y desean recibir esta nueva información. Al respecto, valdría la pena preguntarse, en el caso de Baltimore, si luego de informarle a un policía que la probabilidad de consumo de drogas en personas de raza blanca es igual a la de personas afro americanas, este dejaría de tener una propensión mayor a intervenir o arrestar a personas de rasgos afro americanos. Para el caso peruano, valdría la pena preguntarse si las personas que se refieren a compatriotas de otras regiones del país como “esta gente”, como si se trataran de ciudadanos de segunda categoría, están en condiciones o tienen la receptividad necesaria para recibir el tipo de nueva información que se les podría alcanzar.
No obstante, esta propuesta, que ha sido probada por el momento solo en experimentos controlados, merece una oportunidad pues tiene asociado un costo muy bajo y un potencial beneficio enorme.
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