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Se subasta nacionalidad

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La nacionalidad debería estar acompañada de una sensación de pertenencia y patriotismo.
06 de febrero de 2017
Red star
Por qué es importante
La sensación que deja el caso de Thiel es que la nacionalidad puede comprarse.

La dificultad de obtener una nacionalidad siempre ha dependido del país al que se piense postular. Sin embargo, este proceso se ha convertido en un tema cada vez más delicado, tomando en cuenta las medidas que el presidente Donald Trump está empezando a aplicar en cuestiones fronterizas.

Para muchas personas, el problema está claro: si Donald Trump va a hundir Estados Unidos, los ciudadanos deben permanecer y luchar contra las medidas que consideren injustas. Sin embargo, no todos los ciudadanos estadounidenses piensan así. En especial los millonarios, quienes parecen haber encontrado una salida rápida ante una inminente crisis en su país, afirma el artículo de Financial Times, titulado “The end is nigh and plutocrats are on the run”, sobre el que se inspira esta nota.

Peter Thiel es una de las personas con más dinero en el mundo. Se trata del fundador de PayPal y ha sido noticia en los últimos días por varios motivos. Principalmente, debido a que obtuvo secretamente nacionalidad en Nueva Zelanda, debido a donaciones que hizo luego del terremoto de Christchurch, lo cual ha sido visto como un problema por varios motivos.

Actualmente, parece que distintos países alrededor del mundo están dándole la espalda a la apertura de fronteras. Si bien Estados Unidos es el caso más tocado, en Gran Bretaña, los encargados del Brexit están dispuestos a intercambiar la prosperidad que genera al comercio para poder tener un mayor control de sus fronteras. Además, los líderes europeos están buscando maneras de detener la ola de refugiados que viene del mar Mediterráneo.

En este mundo donde distintas barreras se alzan, parece que los únicos que son capaces de atravesarlas son los millonarios. Si bien se podría analizar el acto de Nueva Zelanda como una acción de agradecimiento por las donaciones, la realidad es que son pocos los que podrían regalar una suma de dinero suficiente como para hacerse acreedores de una nacionalidad. Una medida similar fue tomada en Malta, país que, para atraer a individuos ricos, empezó a vender la ciudadanía europea en el mundo. Las autoridades alegaron que, si se iba a dar un beneficio, la mejor opción era recibir algo a cambio, en este caso: dinero.

El mes pasado 13 mil estadounidenses aplicaron al proceso de adquisición de nacionalidad en Nueva Zelanda. Sin embargo, esta acción denota precisamente lo opuesto a lo que una ciudadanía debería significar: un sentido de pertenencia, o al menos de lealtad. Muchos opinan que los estadounidenses que están dispuestos a dejar su país sin pensarlo dos veces porque un presidente amenaza con cambiar de manera radical la forma de vivir no son patriotas. Además, probablemente dejen Nueva Zelanda cuando los problemas en su país natal acaben.

En resumen, más que una cuestión de obtener ciudadanía internacional o conocer el mundo, este es un caso de oportunismo ante los ojos de un gran número de personas. Creer que subastar una nacionalidad es algo positivo para el país, es tonto: si es dinero lo que mueve a esas personas, al momento de encontrar un mejor lugar, se irán, llevándose su riqueza a otro lado.