TENDENCIAS
Los humanos y la ecolocación
En la naturaleza se puede encontrar diferentes tipos de maneras de localizarse. En el caso de las aves migratorias, por ejemplo, la ciencia aún no encuentra una forma pertinente de explicar cómo es que estos animales saben exactamente a dónde ir volando por kilómetros de kilómetros sobre el océano.
Los humanos, por otra parte, han desarrollado distintas formas de ubicarse. Sin embargo, quizás la más común de todas implica ubicarse a partir de la vista. El problema es que no todos los seres humanos pueden darse el lujo de hacer esto. Las personas ciegas, por ejemplo, deben recurrir a otros métodos para llegar de un lugar a otro. Recientemente, un experimento ha demostrado que estas personas pueden aprender los métodos de algunos animales para su propio beneficio, afirma el artículo de ZME Science, titulado “Blind and sighted people alike can be taught to use echolocation, just like dolphins or bats”, sobre el que hemos elaborado esta nota.
La ecolocación consiste en el acto de realizar sonidos para movilizarse. Los delfines y los murciélagos utilizan esta técnica para detectar los objetos que los rodean, además de las dimensiones de los mismos. Por su parte, los humanos han implementado esta clase de tecnología en artefactos como los submarinos. Sin embargo, las personas también pueden utilizarla de forma individual.
En un experimento reciente, se pidió la participación de 11 personas con la capacidad de ver y una persona ciega. Este fue el primer experimento de este tipo que utilizó a personas no ciegas para probar que estas también pueden utilizar la técnica. Primero, los participantes practicaban la ecolocación en un cuarto especial donde el eco es cancelado. Además, se les hacía escuchar sonidos para que aprendan cómo estos se distorsionaban según el tamaño del cuarto en el que se encontrasen. En segundo lugar, se les pedía que hicieran toda clase de sonidos y, luego, se utilizó estos sonidos para modificarlos a cómo se escucharían en distintos tamaños de cuarto. Finalmente, se les hacía escuchar esto y se les pedía que diferenciaran los tamaños del cuarto.
Para sorpresa de los encargados, todos los participantes fueron capaces de distinguir diferencias de 6% a 8% en el tamaño de las habitaciones. El participante con más habilidad podía distinguir una diferencia de 4% en el tamaño de un cuarto escuchando los sonidos.
Con este experimento se demostró que absolutamente todas las personas son, en teoría, capaces de aprender a usar la ecolocación. Sin embargo, en el caso de las personas capaces de observar, la técnica no tiene demasiado uso en el día a día. Pero, en el caso de personas ciegas, existen talleres que enseñan a utilizar esta técnica para poder maniobrar con facilidad en la calle, tanto como escalando.
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