IDEAS
La receta para no sacar los pies del plato
Te debe haber pasado que cuando conoces a una persona atractiva, mientras tu ojos se deleitan tu mente vuela. Te imaginas, quizás, volver a encontarte con esta persona, sueñas con la posibilidad de iniciar un romance o una relación; o quizás solo tener un encuentro sexual. Así suele operar la mente humana: cuando decide dejar volar a la imaginación, generalmente termina convergiendo a escenarios donde el amor, el romance o el sexo están presentes. Por supuesto que si eres una persona sin compromisos, haberte encontrado con esta persona atractiva es una excelente noticia. Sin embargo, ¿qué pasa si estás comprometido? ¿Cómo evitar que estos pensamientos te dominen, te distraigan y afecten tu relación y tu trabajo?
Por tu propia experiencia, seguro que coincidirás con nosotros en que simplemente decirte a ti mismo que debes dejar de pensar en esa persona ayuda muy poco. De hecho, el investigador Daniel Wegner encontró que el intento por suprimir ciertos pensamientos puede tener el efecto opuesto al deseado. En un experimento clásico, Wegner y sus colegas le solicitaron a los participantes de su estudio no pensar en un oso blanco. El resultado fue que los participantes no pudieron suprimir estos pensamientos y, por el contrario, terminaron pensando más en el oso blanco que al inicio. Wegner y sus colegas comprobarían luego que estos resultados se aplican no solo a los osos blancos sino también a las personas que nos parecen atractivas. El efecto rebote de la supresión puede ser tal que por tratar de no pensar en una persona uno puede terminar soñando con ella. ¿Te ha pasado?
Entonces, ¿qué podemos hacer si la supresión de pensamientos no funciona? Un estudio de Gonzaga, Haselton, Smurda, Davies y Poore señala que en lugar de suprimir los pensamientos lo ideal es cambiar el foco de estos. Gonzaga y sus colegas probaron con dos formas de cambiar el foco de los pensamientos para dejar de pensar en una persona atractiva: pensar en la vez en la que se sintió más amor o pensar en la vez en la que se sintió más deseo sexual con su pareja actual. ¿Sabes cuál funcionó mejor? Los pensamientos sobre el amor. En el experimento de Gonzaga, el amor pudo más que el sexo.
Pensar en las razones que te llevaron a enamorarte de tu pareja y en los momentos en los que has sentido más amor por ella no solo es capaz de hacerte dejar de pensar en esa persona tan atractiva que acabas de conocer sino que es capaz de disminuir el recuerdo que tengas de esta, según el estudio de Gonzaga. Así que ya sabes, los recuerdos del amor son la mejor primera línea de defensa para tu relación, pues te pueden aclarar la mente y evitar que saques los pies del plato.
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