IDEAS
El chip del buen humor
Es probable que durante el día se encuentre con numerosas personas alteradas, ansiosas y de mal humor. No saben decir gracias, no piden las cosas con amabilidad y menos aún se muestran afables o con una sonrisa.
¿Acaso no le gustaría que existiera un chip que las personas pudieran instalarse en el cerebro cada día para hacer del mundo un lugar más feliz?
Esto que parece más un sueño de futuro, está más cerca de ser una realidad, según un reciente artículo titulado Are we ready for an implant that can change our moods?, publicado en NPR y sobre el cual se inspira esta nota.
La Food and Drug Administration de los EE.UU. tiene aprobado un implante cerebral que es capaz de estimular el cerebro de personas que tienen desórdenes de movimiento, mitigar los síntomas del Parkinson, la epilepsia y otras enfermedades, pero ahora un grupo de científicos de los EE.UU. y de otros países está experimentando el uso de este tipo de tecnología para aplicarla a personas con problemas de salud mental como depresión o desórdenes obsesivos compulsivos.
Los resultados del experimento por ahora son mixtos, algunos pacientes se transformaron completamente mientras otros no sintieron ningún efecto o incluso empeoraron su condición. Por ello, las investigaciones continúan y han generado una serie de preguntas y no pocos cuestionamientos.
Si bien en general los resultados de los experimentos son positivos y los pacientes como los que sufren el síndrome de Tourette, han mostrado la reducción de los síntomas de tus enfermedades, aún existe inquietud sobre los problemas de precisión para la estimulación del cerebro.
Y es que hay quienes creen que en el futuro se pueden querer usar para afectar áreas que tienen que ver con el talento artístico, el oído para la música, etc. Esto implicaría que sería posible elegir ser una persona distinta, lo cual sí podría tener cuestionamientos éticos.
La neurocirugía no ha estado exenta de estos cuestionamientos porque un error en la intervención podría afectar la autonomía personal de los pacientes. Por eso, los investigadores creen que hay que ir lentamente y con cautela en la implantación de estos dispositivos en los cerebros de las personas.
Lo que sí es seguro es que esta especialidad médica cada vez está generando mayor interés por el potencial que tiene de lograr resultados en el tratamiento de los pacientes, pero al mismo tiempo ser muy discutible éticamente.
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