La agricultura regenerativa

Una reciente nota de Lorena Farràs Pérez, titulada “La agricultura regenerativa se erige como solución a un mundo en crisis” da cuenta de la esperanza en la que se ha convertido este tipo de agricultura que depende menos de insumos externos como fertilizantes e insecticidas, a propósito de la crisis provocada por el alza internacional de estos insumos. La Vanguardia
Un estudio de la Universidad Estatal de Ohio muestra cómo mientras más de 600.000 familias granjeras de EE.UU. quebraban, otras conseguían aumentar sus beneficios en un 300% de media, gracias a la agricultura regenerativa. 
¿Qué es la agricultura regenerativa?
Es un sistema que mezcla la conservación y la rehabilitación de los suelos con fines alimentarios y agrícolas. Implica el uso de biofertilizantes, la reforestación de zonas degradadas, el rejuvenecimiento de pastos, entre otros. La clave es aumentar el carbono orgánico en el suelo para que sea más fértil y retenga más agua, reduciendo las intervenciones con la maquinaria apropiada y aprovechando los servicios animales al máximo.
Bajo esta agricultura se minimiza el uso del arado, se rotan y mezclan cultivos y se integra al ganado en las chacras, entre otros.
Detrás de este modelo de producción está el uso de prácticas agrarias que se sirven de técnicas para promover la biodiversidad para combatir las plagas o enfermedades. Gracias a ello, los suelos donde se practica este modelo de producción tienen mayor resistencia y tolerancia a las sequías,  así como a la erosión por viento y lluvias extremas”, explica Ralph Rosenbaum, investigador del programa Sostenibilitat en Biosistemas del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria, IRTA, en Cataluña, España. 
Las principales ventajas de este tipo de agricultura son los elevados niveles de producción porque los suelos son más fértiles, al ser más ricos en materia orgánica y tienen gran capacidad para almacenar dióxido de carbono.
Este tipo de agricultura se puede aplicar al tomate, la papa, el olivo y los cítricos.
¿Qué se requiere?
Una importante inversión en conocimientos, recursos y tiempo que puede dar resultados en cinco años. Además, en los primeros años se reduce la producción. Por ello, se hace necesario el acompañamiento del Estado a los agricultores durante el proceso de adecuación. La Tercera de Chile.
La tierra es más resistente a periodos de sequías y a la erosión por viento y lluvias extremas, lo que evita pérdidas de suelo.