IDEAS
A veces dar pescado es mejor que enseñar a pescar
La apuesta por los programas sociales, o asistencialismo como lo llaman sus críticos, es uno de los aspectos que se le critica al gobierno del Presidente Humala. Las críticas, sin embargo, no se enfocan en los aspectos que no funcionan de los programas sociales y que requieren reformas inmediatas. Por el contratrio, los críticos se enfocan en la existencia misma de estos; quizás, convencidos de que “es mejor enseñarle a una persona a pescar que darle pescado”.
Existen al menos tres razones por las que a veces es mejor darle pescado a las personas (es decir, hacerles transferencias monetarias) que enseñarles a pescar.
- La primera es que todavía sabemos muy poco respecto de qué tipo de políticas son capaces de generar crecimiento en los países pobres. Durante varias décadas, la propuestas del modelo conocido como el Consenso de Washington eran el recetario de políticas de los países en desarrollo. Estos prescribían liberalización comercial, austeridad fiscal, privatizaciones, tipos de cambio flexibles y desregulación, como las políticas más efectivas para generar el crecimiento económico. Años después ya se sabe que estas políticas han tenido un impacto muy limitado para promover el crecimiento y reducir la pobreza. Los opositores al Consenso de Washington recomendaban lo contrario: la protección de las industrias para promover un crecimiento sobre la base de exportaciones. La evidencia existente muestra que esta opción tampoco funciona. No tener claro cómo se puede hacer crecer a los países pobres puede llevar a los gobiernos a un desperdicio de recursos en políticas que pueden incluso tener el efecto contrario al deseado. Es decir, no podemos pretender enseñarle a las personas a pescar si ni nosotros mismos sabemos cómo hacerlo.
- La segunda es que lo poco que sabemos sobre iniciativas efectivas en países en desarrollo son poco escalables. Sin lugar a dudas existen experiencias exitosas en materia de educación, salud, servicios sociales y promoción de la actividad productiva en muchas economías en desarrollo. Para muchos esta era la señal de que por fin se habría descubierto cómo se podría sentar las bases para un crecimiento sostenible que sea promovido por un Estado eficiente. El problema, lamentablemente, es que los países son muy distintos y lo que funciona en Bolivia quizás no lo haga en Kenia o Bangladesh. O lo que ocurrió en un mercado o industria no necesariamente se replicará en otra. Como resultado de ello, la escalabilidad de las políticas que enseñan a pescar todavía tienen importantes retos por superar.
- La tercera es la más obvia de todas: las transferencias de cash funcionan muy bien en economías desarrolladas.
Lo anterior no quiere decir que no haya que seguir apostando por iniciativas que empoderen a los ciudadanos y los hagan más productivos. Lo único que quiere decir es que para hacerlo hay que ser suficientemente humildes como para aceptar que es muy poco lo que sabemos respecto de cómo conseguir que los más pobres alcancen la capacidad para generar ingresos propios de manera sostenible. Algunos de nuestras iniciativas funcionarán y muchas otras no. Entretanto, por un tiempo más, las transferencias monetarias seguirán siendo una buena opción de política social, siempre y cuando sean bien focalizadas.
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