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El estereotipo de los colores

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LOS NIÑOS NACEN LIBRES PERO LUEGO LOS ESTEREOTIPOS LOS RESTRINGEN A LO LARGO DE SU VIDA.
10 de septiembre de 2015
Red star
Por qué es importante
Los estereotipos pueden limitar la imaginación y el desarrollo de los niños.

Hemos crecido con el estereotipo de que el celeste es un color de niños y el rosado es de niñas y probablemente nunca no los hemos cuestionado. Quizás por ello, a nadie se le ocurriría hacer un baby shower para una niña y decorar todo de celeste, ni hacer lo propio para un niño con el rosado. Lo máximo que se llega a admitir es que cuando los padres no quieren conocer el sexo del bebé por anticipado se ponga todo en blanco o en amarillo.

El problema de tener códigos de género para los colores es que desde antes de nacer ya limitamos las opciones de los niños sobre lo que pueden elegir y no les permitimos que tomen sus propias decisiones sobre estos.

Esta circunstancia trasladada a otros aspectos de la vida, es lo mismo que se hace cuando las niñas quieren jugar con carritos, les gusta sentir la adrenalina de un partido de futbol o prefieren hacer artes marciales, en lugar de jugar con muñecas o a la comidita. Cuando los padres no son neutrales ni en los colores ni en los estereotipos, se apresuran a restringirles esas actividades porque consideran que no son adecuadas para niñas, sino para los niños.

Y así a lo largo de la vida de los niños, los padres y, también los maestros, los educamos en función de esos códigos de género que tenemos aprendidos y que no nos permiten darles la libertad de elegir el color de su preferencia y cómo quieren vestir, o, el deporte que quieren practicar.

Pero no son solo los padres, es también el sistema educativo el que define, por ejemplo, que el uniforme de las niñas es con falda y el de los niños con pantalones, sin permitir que ambos tengan la opción de estar igual de cómodos con unos buenos pantalones.

Y es que sin querer nos imponemos e imponemos a nuestros hijos, más códigos de los que son necesarios, sin darnos cuenta que cada uno de ellos termina siendo un peso más sobre los hombros de quien nació libre pero cada vez se vuelve más dependiente de todos los estereotipos de los que los rodeamos.

Si los padres no se muestran más neutrales con los colores, la vestimenta, los juegos, los deportes y, educan a sus hijos varones o mujeres de una forma más abierta, no les debe extrañar que en sus cajas de colores y plumones, los rosas, morados, rojos y naranjas siempre estén nuevos, porque son colores de niñas en el primer caso, o al revés, si se trata del segundo.